AMORES SUCIOS
No hay ficción tan cruda como la realidad. Las 58 hectáreas del botadero El Milagro, en Trujillo, reciben más de 700 toneladas de basura al día y sirven de hogar para cientos de familias que sobreviven a la quema de desperdicios y la cultura criminal. Un panteón y una cárcel completan el panorama sórdido que ofrece. “Es un lugar poco visitado porque más allá solo hay quebradas inhóspitas. Nadie va, excepto los que viven ahí y los que van a la prisión a ver a sus familiares”, explica Hugo Salas, director de la película que llevará el nombre del poblado.